domingo, 6 de enero de 2013

Vacio

 - ¿Estas bien? - pregunto un hombre de tercera edad al verme abrazandome el cuerpo en un banco de la plaza a la medianoche.
- No. - Le respondi tomando bocanadas de aire y suprimiendo unas lagrimas imaginarias.
- ¿Donde te duele? - pregunto el anciano concernado.
- En todos lados. - respondi de nuevo, enterrando la cabeza entre mis rodillas.

 A todos nos toca vivir en un momento la sensacion del vacio. Esa sensacion que te hace abrazarte por miedo a desarmarse. Esa sencsacion que cuando alguien nos pregunta si estamos bien nos hace querer decir que no. Que cuando nos preguntan si nos duele algo, queremos decir que si. Y al preguntar que nos duele, queremos decir que TODO.
Pero aunque todos quisieramos decir todo eso, no podemos, porque de nuevo esa sensacion de vacio hace que las palabras nos duelan, y nos hace pensar que si no lo decimos en voz alta, no cuenta. No es verdad. No existe.
¿Cuantas horas debemos pasar tirados en nuestra habitacion, mirando la nada, reprimiendo lagrimas imaginarias cuando ya no hay porque llorar?
El vacio es peor que nada. Porque es eso, nada. El vacio no es nada, la ausencia de algo, la ausencia de sentimiento. La ausencia de odio, de amor. El vacio es la nada que causa dolor.
Cuando ese momento llega, no hay mucho por hacer. Ni unas pastillas ni el mejor chocolate suizo nos mejoran. Cuando el vacio te ataca por dentro, quebrando cada parte de tu ser, no hay nada que hacer.
Porque no hay remedio para una enfermedad fantasma. No hay arreglo para un problema que no existe.
Es el vacio. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario